Bienvenidos a mi nevera (3/3). Proyecto mi cocina

Último artículo sobre mi nevera como ejemplo de lo que yo considero una compra saludable a la par que gourmetera.

Aquí tienes la primera parte de la serie donde muestro el compartimento principal.

Aquí la segunda parte donde podéis ver la puerta del frigorífico.

Hoy más vale que os abriguéis porque os meto en los tres cajones del congelador. Cómo veréis, hay carne para semanas, caldo (¿os he dicho ya que hagáis caldo? ¿de verdad? ¿seguro?), filetes para la heredera, helado, en fin, mejor que contarlo, lo veis:

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Comentarios:

• En principio sobra decirlo, pero las albóndigas son caseras, el salmón marinado en casa, las moras son silvestres y recolectadas con amor y el caldo, bueno, no voy a ser pesado...
• El tocino ibérico de bellota para hacer manteca casera es una delicia que eleva cualquier verdura salteada en ella a la categoría de manjar divino.
• Lo mejor es tener las hierbas en macetas, pero una buena solución para conservarlas es picarlas y congelarlas. Ten en cuenta que la textura final se resiente, pero por ejemplo para hacer un guacamole, el cilantro congelado funciona muy bien, lo mismo con perejil para un guiso.
• Los guisantes congelados son efectivamente para dolores musculares, apenas los uso, no porque no tenga dolores que sí, sino porque no suelo acordarme y también porque leí que quizá no sea tan buena idea, pero bueno, ahí están por si acaso. Pero aunque no suelo comprar, he de decir que soy defensor de la verdura congelada. Si no tienes tiempo o no disfrutas comprando, no dudes en tener un buen alijo de verduras congeladas porque sus propiedades estarán bien conservadas.
• Las hojas de lima kaffir y los tallos de hierba limón son ingredientes fundamentales de un buen curry (del sudeste asiático). También hay quien se los echa al gintonic. No es mi caso.
• La pescadilla y merluza, junto con el rape son los pescados en los que más anisakis veo. Se concentran en la ventresca, la cola suele estar limpia. Sigue las recomendaciones generales para evitar problemas con ellos: cocinar bien (arroces, guisos) y/o congelar al menos 24 horas (mejor 48 si tu congelador no es muy potente). Yo trato de retirar los máximos posibles y de no dar las partes afectadas de comer ni a mi señora ni especialmente a mi hija. En general de la pescadilla corto la ventresca, la limpio lo mejor posible y si la considero en condiciones o ese día no me afecta el factor aprensión, la cuezo para hacer después una tortilla o un pastel (dos cocciones = garantía de muerte del verme) o la uso para un guiso con patatas o un curry. El lomo alto y la cola como más me gustan son a la plancha. Recomiendo comprar el pescado entero (pescadilla de pincho es lo que más me gusta) aunque seáis pocos en casa, primero ahorras, segundo te llevas las valiosas cabeza y raspa para caldo y después puedes cocinar un lomo el día de la compra y congelar bien el otro para más adelante.
• Ahora que soy más tolerante con el pan, por fuera y por dentro (¡vivan los probióticos en forma!), me uno más a menudo a mi señora a la hora de comerlo. Aún así consumimos poco, por lo que la mejor manera para mí, es comprar cantidad de buen pan, pedirlo cortado y congelarlo para luego hacer tostadas.
• Algún día, quizá, si me levanto muy de buenas, publicaré la receta de mis viciosas, casi insuperables, croquetas de jamón, que por cierto, se pueden hacer sin gluten. 

Próximamente os enseñaré el estante de las especias, la fuente de fruta y algún secreto metido en un armario.

En la foto Vector de Flecha diseñado por Freepik

Congelen,
Nacho

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