lunes, 1 de agosto de 2011

Sobrevivir a las vacaciones sin arruinar la operación biquini

He vuelto, como MacArthur. Estaba de vacaciones, sí, es cierto. Pero probablemente mientras yo escribo esto, muchos de vosotros sois los que estáis de vacaciones. Si es así, lo celebro, porque no deja de ser un privilegio, con la que está cayendo, poder escaparse aunque sea unos días. En ese sentido yo soy un afortunado (aceptaré algún insulto, pero no os paséis enviando rollo chungo, que bastante tengo con el jetlag y un semiacatarramientoleveraruno) y he hecho un gran viaje en la mejor compañía posible. Pero bueno, aunque sienta algún pinchazo del alfiler reminiscente de la culpa judeo-cristiana, tampoco voy a emplear muchas líneas justificándome, no tengo coche, no tengo casa, tampoco hijos ni grandes gastos, así que me gasto los cuartos en viajes, lo que para mí hasta ahora, es la mejor forma de invertir.
Sí emplearé estas líneas en lo que procede: sacar de mi viaje algo de provecho para este blog. Y es que la mayoría de los mortales, con la llegada de la primavera y el afloramiento de los primeros y blanquecinos trozos de carne, se (nos) empeña(mos) en poner en marcha esa sacrificada operación bikini para lucir una figura lo más esbelta posible en las playas y los lagos y los ríos y las terrazas y más aún en las discoteques. Para luego arrancar las vacaciones y entregarnos con golosa pasión y lujuriosa entrega al "de perdidos al río" con la comida y la bebida. Total que tanto dolor primaveral para luego echarlo todo por la borda en verano y en septiembre colapsar los ordenadores de los gimnasios con solicitudes de matrícula.
Buff...
Si aún estáis a tiempo, quizá mi experiencia os valga, ya que sin renunciar en absoluto al placer culinario he conseguido volver de vacaciones ligeramente más delgado de lo que me fui. ¡Toma!
La gran conclusión es que el ayuno intermitente es una gran herramienta y es más o menos lo que me he aplicado con buenos resultados.
Este modelo creo que es aplicable para vacaciones viajeras activas o semi-activas, de esas en las que normalmente te levantas pronto, vas a visitar cosas, caminas mucho, turisteas, viajas bastante por carretera, con algún día de rascarte las bolas leyendo mucho, otros con opción de hacer algo de deporte y en las que normalmente acabas las jornadas en un sitio de comida rica engullendo gran cantidad de cerveza local. Creo que también es válido aunque implicará más esfuerzo (sobre todo si hay madres, tías y/o abuelas involucradas, que con amor y buenas intenciones pero quien sabe si con acierto van a encargarse de alimentaros) para vacaciones del tipo "quince días en la playa/pueblo/monte". Para aventuras más sacrificadas, tipo un trekking largo, mejor os coméis lo que os den cuando os lo den, encomendados al saber hacer del cocinero y su buen criterio (y presupuesto) comprando.

La cosa, de forma resumida, se basa en tres puntos:
-Desayuna como si no hubiera mañana (pero con cabeza).
-Pasa el día sin sentarte a comer, picoteando algo saludable cuando te entre hambre.
-Cena bien, con gusto, alegría (con cabeza), no demasiado tarde y regando con cerveza local (o vino si es rico y asequible).

Así de fácil. Ahora pormenoricemos.

El desayuno triunfador.
Perfecto para llevar a cabo en hoteles con buffet libre o si lo compráis y preparáis vosotros. En otros casos, apañaos lo mejor que podáis.
Apretaos una buena cantidad de grasa saludable y proteína. Los huevos son perfectos (2 o 3 son los que yo me hincaba), si creéis que la grasa con que los cocinan es de dudosa calidad (vamos que no es AOVE, de coco, o mantequilla) minimizad la cantidad o mejor aún pedid huevos poché o pasados por agua y para asegurarnos una proporción saludable entre omega-3 y omega-6, que sean de corral (perfecto si son ecológicos). Acompañad con cosas como bacon, pez ahumado (para mí que haya pescado ahumado en un buffet es lo más), jamón, o algún embutido si os da mucha confianza, también algo de queso siempre que sea del bueno (nada de plástico, por favor, al loro con los lácteos). Si hay verduras a la plancha u os ponen una ensalada, p'adentro con ello.
Antes o después de lo salado, como os plazca y mejor os siente, comed tanta fruta de temporada como queráis. De hecho, si estáis en algún país exótico, lanzaos a probar nuevas frutas. También valdrían zumos recién hechos sin azúcar añadida.
Basad el desayuno en esto y acopañad (si os mola) con té o café, sin o minimizando al máximo el azúcar.
Si no podéis pasar sin pan, adelante con un poco (al fin y al cabo son vacaciones, joder...), pero el menor posible, lo mejor posible y que lo que le caiga encima sean cosas como tomate, mantequilla (nunca, nun-ca margarina, aseguraos bien) o AOVE y la menor cantidad de mermelada posible.
Si resulta que el hotel es bueno y tiene una selección de bollería artesana irresistible, concedeos un caprichito después de todo lo anterior, de manera que ya estéis muy saciados y sea sólo una pulsión de bocadito goloso final lo que os mueva. Nunca baséis el desayuno en esa sección del buffet ni empecéis a comer por ahí. Si hacéis la compra, evitadlo lo más posible.
Gran desayuno: Bacon, embutido, ensalada, verduras gratinadas, huevos, té, plátanos, piña, sandía roja y amarilla y mangostán, mmm... (también cayó un bollito, ejem...)

El día sin comer.
Si la grasa y la proteína han dominado el desayuno, pasarán muchas horas hasta que tengáis hambre. Cuando esto ocurra y es importante que ocurra, es decir, que seáis conscientes de la sensación de hambre y que sea vuestro cuerpo el que os pida alimento, no lo apetitoso de lo que veis o que sea "la hora de comer" o que vuestro guía se lleve un regalo o comisión si os hace comer en algún sitio concreto, cuando esto ocurra, decía, entonces comed algo saludable. Evitad a toda costa las marranadas infames que vienen en bolsas de colores que no dejan casi un rincón del planeta sin contaminar y de nuevo atacad a la fruta local de temporada (en los trópicos especial mención para el coco en todas sus formas, que está lleno de grasa buena que da cantidad de energía para un buen rato), unos trocitos de embutido o de queso y, en menor medida y procurando que sean crudos o tostados, frutos secos o combinaciones de los anteriores, también valdría un pinchito, una minitapa (ojo con el pan y los rebozados). La cuestión es comer un poquito y dejar que el cuerpo asimile, se alimente y nos lance un mensaje: "oyes, que ya estoy bien por ahora", "chacho, dame un poco más". Siempre procurando ser conscientes de cuándo tenemos hambre realmente y cuando nos lleva a comer la fuerza de la costumbre, de los horarios marcados o el compromiso.
Los 3 estadios del coco: verde, semimaduro y maduro. El reloj prueba que me comí los 3

La merecida cena.
Hay que cenar a gusto y de forma saludable, si estáis en un sitio de mar, a darle al buen marisco y al pescado, lo menos rebozao y salseao posible, si habéis ido al monte, a darle a las vacas, la caza... Y si hay de todo y rico, mucho mejor, la variedad es lo ideal. Mucha verdura y minimizando los cereales, harinas, salsas indescifrables (bueno, hay curris a base de verduras, especias y leche de coco que son una maravilla de ricos y sanos), pero en definitiva no hay ningún truco supersecreto aquí, si tenéis dudas, ya sabéis: Fundamentos Paleo y Fundamentos Espartanos.
En cuanto al vino (si está rico y asequible) y la cerveza local (que si está lo suficientemente fría siempre sabrá rica), yo francamente no me voy a privar, aparte de que aportan (si uno no se pasa) alguna cosa buena para la salud, dan alegría y excusas para brindar (parece ser que brindar con agua da mala suerte y ¡no se os vaya a ocurrir cenar con Coca-Cola u otro refresco, malditos herejes!) con tus compañeros de mesa y así mirárles a los ojos, sonreírles y compartir la alegrá de vivir.
Trozaco de atunaco a la plancha, un poco más de verde y cena resuelta

Conclusiones.

Lo primero y fundamental es que esto se puede hacer y es mucho más fácil y llevadero de lo que muchos podéis imaginar.
Es importante cargarse bien de grasa buena, proteína, vitaminas, minerales y fibra soluble en el desayuno, eso nos garantiza largas horas de aguante feliz, sin bajonas propias de los desayunos azucarados o harinados.
El hecho de no hacer una comida fuerte a mitad de día tiene varias ventajas, una es que sin atracón no habrá necesidad de enorme siesta posterior, con lo que en esos viajes activos, no vamos a desperdiciar dos horas de nuestro valioso tiempo planchando la oreja en el hotel o no nos vamos a perder preciosas vistas desde el coche o bus que nos traslada al siguiente punto de interés o vamos a estar dando cabezadas con las afanadas explicaciones del guía en el templo, museo o catarata que estemos visitando.
Además se va creando cierto pero perfectamente llevadero déficit calórico que hará que en caso de necesitar más energía, la saquemos de nuestros michelines.
Llegaremos a la hora de la cena con merecido hambre y además lo más probable es que queramos cenar pronto, con lo que fácilmente pasarán al menos 1 o 2 horas antes de que nos acostemos, así que dormiremos mejor (más teniendo en cuenta esa no siesta de 2 horas) y también es muy probable que entre la cena y el desayuno haya al menos 12 horas o incluso más, con los beneficios que tiene para el cuerpo ese periodo de ayuno (la digestión es un proceso costosísimo para el cuerpo) a nivel de recuperación, ajustes y eliminación de toxinas e incluso de grasa innecesaria.
NOTA: También cabría hacer una comida fuerte a medio día y aguantar el resto del día picando, si por vuestro plan diario es mejor, pero creo que os será más difícil y además las ventajas con el tema del sueño no serán tan buenas.
NOTA 2: Tengo ganas de probar esto en el curro, porque en los trabajos de jornada partida y más con calor, lo que se hace después de comer es un dolor y una lucha constante contra la modorra letal, ya contaré...

Pues así han sido mis vacas la mayor parte de los días en el aspecto nutricional, con mejores (y rápidamente visibles) resultados cuanto más en serio nos tomabamos esto (mi chica y yo). En el aspecto gourmetero han sido increíbles (ahí están las fotos como pequeña muestra), porque en Indonesia se come de maravilla y a muy buen precio.
Espero que disfrutéis del verano, ojalá con vacaciones y si no las tenéis, al menos gracias a la buena fruta veraniega, los tomates con sabor a tomate, los tintos de verano, las cañitas heladas y la gente que queréis.

Salud,
Nach


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5 comentarios:

  1. No sé si lo resistiré en las vacaciones playeras. Especialmente ese momento "siestuna" que tanto llama después de un bañito en el mar. Pero seguro que con un desayuno así, uno aguanta la tira sin comer...

    Saludos!

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  2. Gracias, Nacho. Mis vacaciones más o menos suelen ser así y es cierto que dan buen resultado, al menos el peso no AUMENTA.
    Recordaré tus recomendaciones para no sucumbir a la tentación, en la que estoy segura caeré... Nos vamos a NY y su alimentación no se si es muy recomendable, será cuestión de buscar. A la vuelta te cuento la operación biquini.
    Besicos.

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  3. Comparto tu plan de comidas viajero pero es muy difícil hacerlo at home ¿0 no?
    ¿Qué tal el marisco por esas latitudes? Recuerdo unos sabrosísimos cangrejos picantes enormes que tomé allá por los mares del lejano oriente (hoy centro del mundo Tierra: lo que está en el lejano occidente es Iberia)

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  4. Ay..., ahora os vais de vacaciones, bueno, disfruten de playa y NY, Nacho y Gloria, envidia me dais, siempre quiero más...
    Santiago: más complicado en casa, puede ser... Yo estoy en ello desde la vuelta y lo voy llevando bien, siempre y cuando esté ocupado, claro, si no me da la sensación de que tengo hambre todo el rato, jaja...
    Por cierto, el marisco muy bueno, especialmente una parrillada con langosta, almejas, también pez de roca y calamar, con salsa medio dulce medio picante en la playa de Jimbaran en Bali, muy recomendable y barato!

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  5. Bua qué difícil se hace esta tarea. Gracias por los consejos!

    Reparación vitrocerámicas madrid

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