No es ninguna revelación que tengo devoción al coco. Incluso me podéis ver comiéndolo aquí en casi todas sus formas.
El caso es que la medicina occidental, en general, y la Sabiduría Convencional, con especial saña, difaman injustamente a esta maravilla de alimento, ¿por qué? Bien sencillo, en valores aproximados, el 60% del coco es grasa, o sí grasa, horreur... Pero es que además de esa grasa, el 90% es grasa saturada..., ¡oh, no! ¡GRASA SATURADA! ¡Huyamos ahora que aún estamos a tiempo! ¡Sólo con leer la palabra notamos como nuestras arterias se taponan! ¡Nos sentimos ahogados en una piscina de colesterol malo! ¡Etcétera! (sí, "etc.", es que no tengo ganas de escribir más gilipolleces provenientes del extremo opuesto a la realidad).
Bien, ya he dicho aquí que la grasa saturada es una grasa estable (no se estropea al cocinarse, por ejemplo) y que por lo tanto es una grasa saludable (véase, Fundamentos Paleo, Fundamentos Espartanos o este artículo), pero hay un aspecto importante a tener en cuenta sobre la grasa saturada del coco en particular. Y es que aproximadamente el 66% de la grasa del coco se compone de triglicéridos de cadena media (MCTs en inglés, no hay página específica en Wikipedia sobre ellos en español, so sorry...), que se absorben directamente desde el intestino delgado sin necesidad de ser modificados, como los ácidos grasos de cadena larga, y además no requieren sales biliares para la digestión. Los pacientes que tienen desnutrición o síndromes de malabsorción son tratados con MCTs, ya que no requieren de energía para la absorción, utilización o almacenamiento. Los ácidos grasos que se encuentran en estos MCTs van directos al hígado como una maravillosa fuente de energía super-rápida.
Pero aún hay más... Aunque los ácidos grasos del coco se absorben tan rápido como el azúcar, este fruto maravillos apenas tiene carga glucémica, con lo que no provoca un pico significativo de glucosa en sangre con su consiguiente respuesta insulínica, que nos conducirá a la bajona y a la nueva necesidad de azúcar, como sí pasa consumiendo alimentos azucarados.
Y eso no es todo, señoras y señores... Junto con la leche materna y algunas semillas de palma, el coco es la mejor fuente natural de ácido láurico (un MCT, que en el coco supone el 47% de su grasa), que parece ser que tiene propiedades antimicrobianas y refuerza el sistema inmune.
Así pues, parece que con el coco son todo ventajas, pero, ¿qué hay de esa gran cantidad de grasas saturadas y lo supuestamente (asumidamente, debería decir) malas que éstas son para la salud? Pues según muestran los estudios, en los países tropicales, que es donde más coco se consume (sobre todo se cocina con su grasa) los índices de enfermedades cardiacas son bajísimos (Sri Lanka fue el país con más bajo índice de muerte por cardiopatía isquémica en 1978 y se hartaban/hartan de coco), mmm..., qué contradicción más sospechosa, pensaréis, pero es que además en esos países hay bajísimos índices de sobrepeso...
- ¿Quiere eso decir que aún hay más ventajas?
- Sí.
- ¡Oh, Jonhy, es increíble, me estás empezando a convencer! ¡Cuéntame más, por favor!
- Bien, parece ser que la grasa del coco ayuda a perder grasa corporal, ¿cómo te quedas, Mary?
- Me quedo muerta...
- Según este estudio, así sería. "El aumento de la oxidación de las grasas con el consumo de triglicéridos de cadena media, en relación con triglicéridos de cadena larga, se asocia con un menor peso corporal inicial y una mayor pérdida de tejido adiposo subcutáneo". Los datos en ese estudio sugieren que "la derivación de la grasa de la dieta hacia la oxidación resulta en una disminución del almacenamiento de grasa, que se refleja en la pérdida de peso corporal y tejido adiposo subcutáneo". Vamos, que esta grasa es un quemagrasas. Este otro estudio también sugiere que los MCTs ayudan a perder grasa corporal, además de mejorar la sensibilidad a la insulina, reducir el daño intestinal y proteger contra la hepatotoxicidad (¡Bien por los que le damos al vino!). ¡Definitivamente, Mary, el coco es el producto que necesitas!
- Oh... Gracias, Jonhy, gracias...
¿Cómo lo como?
Esta claro que comprándolo en la frutería y armándonos de un martillo, una puntilla y paciencia nos podemos poner bien de coco. Damos golpes alrededor con el martillo hasta que se abra, derramamos su maravillosa y dulce agua en un vaso que beberemos con placer y después, con el cuchillo hacemos palanca para sacar trozos de carne, procurando no rebanarnos un dedo. Recomiendo hacer esto al comprarlo y sacar toda la carne en trocitos y meterla en un tupper en la nevera para ir picando, mejor currar un poco de una vez y dejarlo hecho que ponernos a entresacar cada vez que queramos un trozo...
Luego estaría el coco rallado que yo personalmente no uso. Si os va, simplemente aseguraos que lo que hay en la bolsa es coco y nada más. Precisamente por componerse de gran cantidad de grasa saturada, muy estable, insisto, no creo que el proceso de elaboración estropee el alimento.
Pero desde hace poco, he descubierto una nueva, cómoda y barata (poco más de un Euro la unidad) forma de comer coco que recomiendo. La leche (o jugo) de coco enlatada. Funciona como si fuera nata y es perfecta, aparte de como fondo de salsa para hacer deliciosos curris orientales (estoy experimentando con el tema y prometo una receta pronto), para batidos de frutas. Para dos personas es perfecta media lata, un buen puñado de frutas que nos apetezcan y quizá un poco de hielo. A la batidora y a gozar de una auténtica, requetesaludable y de-li-cio-sa bebida energética, ideal para cargar las pilas antes de entrenar, desayunos, meriendas, tentenpieses, semiayunos, fiestas de guardar...
En Elcortinglés y Carreful podéis encontrar de la marca Blue Dragon, en la sección de comida oriental. Este lleva algunos "Es", como estabilizador: E466 (carboximetilcelulosa), como emulgente: E471 (mono- y diglicéridos) y como antioxidante: E330 (ácido cítrico). Doy por hecho que las cantidades son mínimas y los productos en sí (mirad enlaces) no parecen tampoco muy preocupantes, en realidad los Es son para dar un aspecto más homogéneo al asunto, ya ves tú... Pero os recomiendo que si tenéis localizado algún supermercado o colmado de productos orientales, os acerquéis, porque allí encontraréis más variedad y seguramente marcas que sólo lleven coco y agua (no confundir con Cocoguagua). Yo compré en una de estas tiedas dos botes riquísmos pero ahora mismo no tengo, así que no puedo recomendar marcas, lo haré en cuanto vuelva.
Y dicho todo lo dicho, sólo me queda añadir, como diría un maño de la ribera del Ebro: ¡Co, co, cómete el coco, co!
Gocen,
Nach
P.D. ¿Consejos de cómo comerse el coco? ¿Experiencias? ¿Buenas? ¿Malas? Dejad comentarios, por favor.
Sígueme en Twitter, Instagram o Youtube. También tienes el reflejo del blog en Facebook.
El caso es que la medicina occidental, en general, y la Sabiduría Convencional, con especial saña, difaman injustamente a esta maravilla de alimento, ¿por qué? Bien sencillo, en valores aproximados, el 60% del coco es grasa, o sí grasa, horreur... Pero es que además de esa grasa, el 90% es grasa saturada..., ¡oh, no! ¡GRASA SATURADA! ¡Huyamos ahora que aún estamos a tiempo! ¡Sólo con leer la palabra notamos como nuestras arterias se taponan! ¡Nos sentimos ahogados en una piscina de colesterol malo! ¡Etcétera! (sí, "etc.", es que no tengo ganas de escribir más gilipolleces provenientes del extremo opuesto a la realidad).
Bien, ya he dicho aquí que la grasa saturada es una grasa estable (no se estropea al cocinarse, por ejemplo) y que por lo tanto es una grasa saludable (véase, Fundamentos Paleo, Fundamentos Espartanos o este artículo), pero hay un aspecto importante a tener en cuenta sobre la grasa saturada del coco en particular. Y es que aproximadamente el 66% de la grasa del coco se compone de triglicéridos de cadena media (MCTs en inglés, no hay página específica en Wikipedia sobre ellos en español, so sorry...), que se absorben directamente desde el intestino delgado sin necesidad de ser modificados, como los ácidos grasos de cadena larga, y además no requieren sales biliares para la digestión. Los pacientes que tienen desnutrición o síndromes de malabsorción son tratados con MCTs, ya que no requieren de energía para la absorción, utilización o almacenamiento. Los ácidos grasos que se encuentran en estos MCTs van directos al hígado como una maravillosa fuente de energía super-rápida.
Pero aún hay más... Aunque los ácidos grasos del coco se absorben tan rápido como el azúcar, este fruto maravillos apenas tiene carga glucémica, con lo que no provoca un pico significativo de glucosa en sangre con su consiguiente respuesta insulínica, que nos conducirá a la bajona y a la nueva necesidad de azúcar, como sí pasa consumiendo alimentos azucarados.
Y eso no es todo, señoras y señores... Junto con la leche materna y algunas semillas de palma, el coco es la mejor fuente natural de ácido láurico (un MCT, que en el coco supone el 47% de su grasa), que parece ser que tiene propiedades antimicrobianas y refuerza el sistema inmune.
Así pues, parece que con el coco son todo ventajas, pero, ¿qué hay de esa gran cantidad de grasas saturadas y lo supuestamente (asumidamente, debería decir) malas que éstas son para la salud? Pues según muestran los estudios, en los países tropicales, que es donde más coco se consume (sobre todo se cocina con su grasa) los índices de enfermedades cardiacas son bajísimos (Sri Lanka fue el país con más bajo índice de muerte por cardiopatía isquémica en 1978 y se hartaban/hartan de coco), mmm..., qué contradicción más sospechosa, pensaréis, pero es que además en esos países hay bajísimos índices de sobrepeso...
- ¿Quiere eso decir que aún hay más ventajas?
- Sí.
- ¡Oh, Jonhy, es increíble, me estás empezando a convencer! ¡Cuéntame más, por favor!
- Bien, parece ser que la grasa del coco ayuda a perder grasa corporal, ¿cómo te quedas, Mary?
- Me quedo muerta...
- Según este estudio, así sería. "El aumento de la oxidación de las grasas con el consumo de triglicéridos de cadena media, en relación con triglicéridos de cadena larga, se asocia con un menor peso corporal inicial y una mayor pérdida de tejido adiposo subcutáneo". Los datos en ese estudio sugieren que "la derivación de la grasa de la dieta hacia la oxidación resulta en una disminución del almacenamiento de grasa, que se refleja en la pérdida de peso corporal y tejido adiposo subcutáneo". Vamos, que esta grasa es un quemagrasas. Este otro estudio también sugiere que los MCTs ayudan a perder grasa corporal, además de mejorar la sensibilidad a la insulina, reducir el daño intestinal y proteger contra la hepatotoxicidad (¡Bien por los que le damos al vino!). ¡Definitivamente, Mary, el coco es el producto que necesitas!
- Oh... Gracias, Jonhy, gracias...
![]() |
Isla desierta, coco, pez crudo, como que gordo no te pones, ¿eh, Tom Hanks? |
Esta claro que comprándolo en la frutería y armándonos de un martillo, una puntilla y paciencia nos podemos poner bien de coco. Damos golpes alrededor con el martillo hasta que se abra, derramamos su maravillosa y dulce agua en un vaso que beberemos con placer y después, con el cuchillo hacemos palanca para sacar trozos de carne, procurando no rebanarnos un dedo. Recomiendo hacer esto al comprarlo y sacar toda la carne en trocitos y meterla en un tupper en la nevera para ir picando, mejor currar un poco de una vez y dejarlo hecho que ponernos a entresacar cada vez que queramos un trozo...
Luego estaría el coco rallado que yo personalmente no uso. Si os va, simplemente aseguraos que lo que hay en la bolsa es coco y nada más. Precisamente por componerse de gran cantidad de grasa saturada, muy estable, insisto, no creo que el proceso de elaboración estropee el alimento.
Pero desde hace poco, he descubierto una nueva, cómoda y barata (poco más de un Euro la unidad) forma de comer coco que recomiendo. La leche (o jugo) de coco enlatada. Funciona como si fuera nata y es perfecta, aparte de como fondo de salsa para hacer deliciosos curris orientales (estoy experimentando con el tema y prometo una receta pronto), para batidos de frutas. Para dos personas es perfecta media lata, un buen puñado de frutas que nos apetezcan y quizá un poco de hielo. A la batidora y a gozar de una auténtica, requetesaludable y de-li-cio-sa bebida energética, ideal para cargar las pilas antes de entrenar, desayunos, meriendas, tentenpieses, semiayunos, fiestas de guardar...
En Elcortinglés y Carreful podéis encontrar de la marca Blue Dragon, en la sección de comida oriental. Este lleva algunos "Es", como estabilizador: E466 (carboximetilcelulosa), como emulgente: E471 (mono- y diglicéridos) y como antioxidante: E330 (ácido cítrico). Doy por hecho que las cantidades son mínimas y los productos en sí (mirad enlaces) no parecen tampoco muy preocupantes, en realidad los Es son para dar un aspecto más homogéneo al asunto, ya ves tú... Pero os recomiendo que si tenéis localizado algún supermercado o colmado de productos orientales, os acerquéis, porque allí encontraréis más variedad y seguramente marcas que sólo lleven coco y agua (no confundir con Cocoguagua). Yo compré en una de estas tiedas dos botes riquísmos pero ahora mismo no tengo, así que no puedo recomendar marcas, lo haré en cuanto vuelva.
Y dicho todo lo dicho, sólo me queda añadir, como diría un maño de la ribera del Ebro: ¡Co, co, cómete el coco, co!
Gocen,
Nach
P.D. ¿Consejos de cómo comerse el coco? ¿Experiencias? ¿Buenas? ¿Malas? Dejad comentarios, por favor.
Sígueme en Twitter, Instagram o Youtube. También tienes el reflejo del blog en Facebook.