lunes, 21 de marzo de 2011

Rollitos de gallo y langostino con almejas en salsa marinera

Volvemos a meternos en el mar, el rico mar. Esta vez propongo una receta de esas un pelín más coñazo porque manchas varios tarros, usas el horno, etc. pero es muy fácil de hacer, vistosa y repletica de nutrientes.
Vamos al tema.

Ingredientes para dos personas:
Rollitos:
Pintaban mejor los berberechos que las almejas, por eso los elegí
  • Lomos de gallo grande (4, es decir, 1 gallo).
  • Langostinos (Unos 12, vamos, un puñao).
  • Albahaca.
  • Aceite de oliva virgen extra.
  • Sal marina y pimienta.
Almejas en salsa marinera:
  • Almejas (también valen berberechos o chirlas, otro puñao).
  • Un diente de ajo.
  • Una cebolleta.
  • Un tomate.
  • Laurel.
  • Perejil.
  • Medio vaso de vino blanco.
  • Caldo de pescado.
  • Aceite de oliva virgen extra o mantequilla.
  • Sal marina.
Preparación:
El señor pescadero amablemente nos sacará los lomos del gallo y nos quitará la piel, además con una sonrisa si lo pedimos sonriendo, seguro. ¡Guardad la raspa y la cabeza para caldo, base fundamental de la dieta paleoespartana! Ya en casa, pelad los langostinos y, obviamente guardad todo, podéis dejar cuatro de ellos con la cabeza y la cola "puestas" para decorar, el resto los cortáis en trocitos pequeños. 
Hay tres opciones con el caldo:
  1. Utilizar sólo caldo congelado hecho amorosamente por vosotros.
  2. Hacer caldo con la raspa y cabeza del gallo y las peladuras y cabezas de langostino.
  3. Fifti-fifti. La raspa de gallo al conge que para sacarle bien el jugo hace falta un buen rato, sacamos un poco de nuestro caldo ya hecho y lo ponemos en un cazo con las peladuras y cabezas de langostino y un poco de agua a cocer. Esta opción es la que suelo hacer sho.
Pues eso, cazo al fuego y una de las tres opciones. Y puesto el caldo vamos con la salsa marinera:
Sartén, chorro de aceite o trozo de mantequilla (perdedle el miedo a la mantequilla...) y doramos un poco el ajo picado (ya sabéis que si le quitamos el tallo verde al ajo, luego no suele repetir), añadimos la cebolleta picada muy fina, una hoja de laurel, una pizca de sal y a pochar. Cuando empiece a quedarse seca, añadimos el tomate rallado o picado fino y seguimos pochando. Cuando se quede seco, añadimos un par de cazos de caldo colado (para entonces debería llevar por lo menos 15 minutos hirviendo) y que chup-chupee un ratete.
A mitad de proceso. Sólo haciendo todo a la vez podréis fardar de cocinillas.
Los rollitos:
Precalentamos el horno a 180º-200º. Con el plano del cuchillo damos unos golpes a los lomos de gallo para chafarlos un poco, luego los salpimentamos y los extendemos sobre un trozo de papel de aluminio (iba a escribir "papel de plata", ¡teletransporte al patio del cole!), espolvoreamos de albahaca, chorritín de aceite, agrupamos unos trocitos de langostino como en el centro tirando a la cola. Enrollamos el lomo con suavidad para no espachurrar el invento y por lo tanto para que no escupa trozos de langostino hacia los lados y después enrollamos también el papel y hacemos un carmelito. Ponemos todos en una bandeja y al horno 10 minutos.
Lo que viene siendo el rollito.

Lo que viene siendo el caramelito.
Finalización:
Cuando le falten 5 minutos a los rollitos, es el momento de avivar el fuego de la salsa marinera y añadir las almejas (conviene haberlas tenido en agua fría con sal una media hora para que suelten arena), una pizca de perejil y un chorrazo de vino blanco, ¡hala! Y que se abran las muchachas. Añadimos ahora esos langostinos con cabeza que habíamos reservado para que se cuezan también.
Para emplatar, queda bonito todo por separado y la salsa por encima. Es decir, los rollitos por un lado (ojo no quemarse al sacarlos del papillote), los langostinos enteros encima, las almejas por otro (habrá que sacarlas con mimo y también sin quemarse) y la salsa puesta con gracia. Como yo usé berberechos no puede "separarlos" de la salsa, pero bueno, igual no es tan molón a la vista pero está rico igual.
Pues eso, berberechos y salsa: to junto.
Notas:
  • Si tenéis la bendición de que el gallo venga con huevas, añadidselas a la salsa marinera, nos regalarán sabor y una montaña de nutrientes.
Nutrición:
  • El gallo es el típico pez suave que le gusta a todo el mundo. Tiene poquísima grasa (1'90 gr. x 100gr., lo cual no es una virtud) y no demasiado contenido en proteínas (16,13 gr. x 100 gr.) pero sí de alto valor nutritivo (aportan todos los aminoácidos esenciales), pero aporta vitaminas del grupo B (B6 y B9, sobre todo), importantes en el metabolismo de las proteínas y en la formación de glóbulos rojos entre otras cosas.
  • Langostinos. Con muy poca grasa tiene mucha proteína (24,30 gr. x 100 gr.) y también aporta vitaminas del grupo B y algo de vitamina D. Destaca también por el aporte de yodo. Y además tiene colesterol, así que cojonudo.
  • Almejas. Poca grasa, moderada proteína y tienen vitamina A y bastante hierro, ole. Los berberechos son básicamente iguales en propiedades.
  • Con tanto mar, lo que seguro tomaremos son montañas de minerales, muy necesarios, más aún habiendo añadido caldo al asunto. 
Buen provecho,
Nach

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lunes, 7 de marzo de 2011

Vitamíname, vitamínate, vitamina D

Hijo mío, bébete rápido el zumo que se le van las vitaminas.
Creo que varias generaciones hemos escuchado esto muchas mañanas, con un rico zumo de naranja recién exprimido a la vista que, por extrañas razones, a veces nos daba pereza beber. Muchos hemos creído siempre que la clave para no pillar catarros era la vitamina C. La vitamina C o ácido ascórbico es un antioxidante y por lo tanto nos ayuda a luchar contra radicales libres, pero parece ser que no es "la vitamina de la salud". Si hay una vitamina que merece ese apelativo, esa es la D, así que sin desprestigiar a la fantástica C, vamos con la D, que es más importante.
Probablemente hayáis oído que la vitamina D es importante porque fija el calcio a los huesos, pero la lista de procesos en los que interviene y de ventajas para la salud que ofrece es larguísima. Según Daniel Lumera, investigador de los efectos terapéuticos de la luz solar: previene los resfriados, las enfermedades autoinmunes, el asma, protege el corazón, regula el buen funcionamiento del hígado y los intestinos, ayuda a no engordar, está relacionada con el correcto desarrollo muscular en la adolescencia y la formación regular de colesterol, refuerza el sistema nervioso, el inmunitario, la resistencia física, la capacidad de atención y aprendizaje, aumenta la producción de testosterona en el hombre y de progesterona en la mujer, mejora la circulación epidérmica (acción reafirmante); tiene efectos terapéuticos en artritis, reumatismos y artrosis, mejora la visión... Casi na.
El asunto con ella, es que aunque llevemos una dieta realmente equilibrada (desde luego la occidental no lo es) aún podemos tener unos niveles deficitarios de vitamina D. Y por una sencilla razón: la vitamina D o calciferol es una vitamina liposoluble que se sintetiza en la piel a partir de colesterol (¡oh, dios santo, colesterol, ese demonio bloqueador de arterias!) gracias a la incidencia de la radiación del sol (¡oh, virgencita, el sol, esa fuente inapagable de cáncer de piel!)
  • Nota: Es importante entender que el colesterol no es malo en sí, es una importante hormona producida por nuestro cuerpo. Cuando consumimos alimentos ricos en colesterol nuestro cuerpo regula la producción propia para que no haya demasiado. Lo que es malo del colesterol es la existencia de demasiadas partículas pequeñas y densas de colesterol LDL en la sangre, circunsatncia que a menudo es causada por la inflamación derivada de consumir un exceso de carbohidratos, la resistencia a la insulina y los desequilibrios Omega-6/Omega-3.
Volviendo al tema D, con una exposición moderada pero habitual al sol, estaríamos bien surtidos, pero exceptuando las zonas intertropicales, el sol viene y va (en España no podemos quejarnos, eso sí...) y sobre todo tenemos hábitos poco saludables respecto al astro rey. En general no lo vemos ni en pintura durante once meses y durante el mes que queda (que suele ser el de sol más abrasador), entregamos nuestro cuerpo a Lorenzo durante horas como fervorosos devotos de una secta dispuestos al sacrificio ritual, que para eso nos hemos ganado a base de codazos un metro cuadrado de playa luchando contra medio Salou. Y así, como que no.
Un chiringuito donde regalan vitamina D a punto de cerrar
La primavera asoma la nariz (bueno, según Elcortinglés, ¡ya es primavera!) y nos brinda una gran oportunidad para aprender a relacionarnos con la fuente de la vida. Ir enseñándole la piel, no sólo de la cara, un rato cada vez que tengamos oportunidad es una buena práctica, de esa manera, no sólo sintetizaremos vitamina D sino que vamos produciendo melanina, que nos protegerá naturalmente conforme avance el año y las radiaciones sean más intensas. Hay que tener en cuenta además dos factores: a) la altura del sol y b) el color de nuestra piel, así cuanto más alto el sol, más intensa la radiación y menos hay que exponerse; y cuanto más oscura nuestra piel, menos radiación nos incide, de modo que si nuestra piel es clara, con menos tiempo a la solana produciremos más vitamina D. Así que os recomiendo que ahora que es tolerable, le vayáis pillando el punto al sol, obviamente sin crema protectora.
Pero es importante tener en cuenta lo antes mencionado, el sol no siempre está ahí, por eso es bueno ingerir un aporte considerable de vitamina D en la dieta.
La dosis diaria recomendada (ojo, recomendada por los mismos que ponen cereales como base de la pirámide alimenticia, es decir, gente poco de fiar) es de 200 UI (Unidades Internacionales) o lo que es lo mismo 5 microgramos. Pero esta dosis es algo corta y además, hay estudios que demuestran que cantidades diarias de hasta 10.000 UI son perfectamente saludables.
En cuanto a los efectos adversos de una sobredosis de vitamina D, con el sol no hay problema, cuando hemos creado la suficiente, la sobrante se degrada rápidamente. Respecto a la ingerida, realmente y resumiendo: habría que ponerse hasta el culo para tener problemas.

Alimentos (naturales, ya sabéis que nunca voy a recomendar mierdas enriquecidas) ricos en vitamina D:
  • Aceite de pescado.
  • Pescados grasos (salmón, atún, sardinas, arenques...).
  • Yema de huevo.
  • Lácteos grasos (mantequilla, quesos grasos, yogur entero).
El rey de todos ellos, es el aceite de hígado de Bacalao, que además también ofrece una buena cantidad de vitamina A y de los muy necesarios ácidos grasos Omega-3.
Os recomiendo encarecidamente que adquiráis este producto y lo nombréis vuestro Suplemento Vitamínico de Cabecera. Paleodieteros, amantes del Primal Living (estilo de vida "primitivo", no "de los primos") y gente que realmente sabe de nutrición (como las abuelas, que para eso enchufaban una cucharada del mejunje a sus críos cuando andaban flojos) no se cansa de incidir en este tema. El maestro espartano Anthony Bova, en su libro de 180 páginas tamaño folio, llega a decir: "Si el único consejo que te vas a aplicar de todo este manual es tomar una dosis regular de aceite hígado de bacalao como suplemento de tu dieta, seré feliz". Ahí es nada.

Yo (consumidor de una dieta rica en grasa y en los alimentos de la lista de arriba) tomo Higabac de Soria Natural entre 2 y 5 dosis a la semana, dependiendo de la exposición al sol, como esté comiendo de bien, lo cansado o estresado que esté, etc. y me va francamente bien. No es nada caro (yo lo compro a 9,50 € y salen 31 dosis) y además, lo que inviertes en él lo ahorras en flojeras, catarros, engordes y disgustos en general, además de las obligatorias medicinas para paliar los anteriores.
Así que: hijos míos, sin prisa poneros al sol y tomaros unas perlas de aceíte de hígado de bacalao que están llenas de vitaminas.
Nach

P.D. Por favor, no dejéis de hacer comentarios, ¡os lo agradeceré mucho! (siempre que no me pongáis demasiado a caldo, claro).
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